1. La
presencia, de Alba María García Membrilla 3 ESO B
El sol disfrutaba de sus últimos instantes de
reinado, cerré el libro y pensé con resignación ¡Qué aburrimiento! Di un salto
de la cama y me asomé a la ventana. Ya había anochecido, llovía, el agua golpeaba
los cristales con fuerza, casi con rabia, la noche se presentaba negra y
desapacible. Bajé a la cocina y preparé una taza de chocolate caliente, cuando
oí que alguien golpeaba la puerta, me asomé por la mirilla, pero no había
nadie, -Qué extraño -pensé. De repente el teléfono sonó, casi me da un infarto.
Lo cogí, pero nadie contestó. De pronto oí unos pasos en las escaleras, alguien
bajaba lentamente, pero... si estaba sola ¿Quién podría ser? El corazón me
palpitaba tan rápido que lo sentía en la garganta. Una presencia pálida y
demacrada apareció ante mis ojos, su pelo negro, su palidez, su escuálida
figura... aquella mujer alargó la mano y me dijo: -Ven conmigo. Yo aparté la
mirada y con terror me vi a mi misma, tendida en el suelo, inmóvil, mi gato
lamía la sangre que lentamente se deslizaba por mi cara, ¡Dios mío, no puede
ser! ¡Estoy muerta!
2. Confía
en mí no te pasará nada malo, de Silvia Cervilla Villegas 4º ESO B
Me tomó de la
mano, infundiéndome valor, y yo lo seguí, dejándome engullir por la oscuridad.
Estaba muy segura de que él no iba a dejar que me pasara algo malo, ya que
desde que nos conocimos esa tarde de junio, no nos hemos separado. Recuerdo esa
sonrisa en su cara que me llamó la atención y de pronto, me di cuenta que iba para mí, esos paseos por la orilla de la
playa al atardecer y esas tardes en las que quería que se parara el tiempo para
poder seguir al lado suya.
Paseamos por una oscura calle,
hacía frío. Él se quitó su chaqueta y me la dio a mí y me abrazo para que se me
pasara. Avanzamos por la calle abrazados, yo no sabía lo que me esperaba.
Cuando lleguemos al final de la
calle, el sacó de su bolsillo un pañuelo y me lo puso en los ojos diciéndome
que confiara en él.
3. Nívea
luz rojiza, de Chaima Benssar 4º ESO A
Me tomó de la mano, infundiéndome valor, y yo lo
seguí, dejándome engullir por la oscuridad. Por un momento sentí su respiración
quemándome en la nuca y no pude evitar tensarme. Busqué a tientas su cuerpo y
tras dar con él, traté de acariciarlo suavemente sin causarle daño, pero fue en
vano.
Recorrimos el callejón y al llegar
al final volví a sentir la nívea luz de la luna y sabía lo que eso significaba.
Teníamos la respiración agitada pero aún me agarraba la mano con fuerza.
Intenté no mirarle, pero ya habíamos tenido demasiadas luchas aquella noche y
no me apetecía ninguna conmigo misma, así que alcé -con miedo- la mirada hacia
él, y me frustró no saber diferenciar entre su sangre, la mía, y la de ellos.
"Todo estará bien mientras
estemos juntos." Recuerdo que dijo. Pero me soltó, y me perdí.
"Mentiroso", pensé. Miré al suelo en un desesperado intento por no
llorar y localicé la sangre que goteaba de su cuerpo. Corrí lo más rápido que
pude en su busca y para mi suerte -o mi desgracia- le encontré. Pero ya no era
él. Se volteó y me miró impasible. "Corre" me dijo por última vez.
4. El
elegante señor de blanco, de Chaima Benssar 4º ESO A
El sol disfrutaba de sus últimos instantes de reinado
antes de que la noche lo consumiese todo y la luna descendiese al trono.
Mientras, el elegante señor de
blanco paseaba tranquilamente por las calles de Remur. Arrastraba su brillante
guadaña de la que no se separaba nunca desde que comenzó la cacería, e iba
dando tumbos entre callejones.
—¿No es un poco pesado? —preguntó
alguien.
El elegante señor levantó la
cabeza y clavó su mirada en el sujeto que se alzaba por encima de él, sentado
en un muro. Sin pensárselo dos veces alzó la guadaña y la incrustó en el pecho
del mismo, pero este ni se inmutó, sino que sacó la guadaña y relamió gustoso
los restos de sangre de sus dedos.
—Menuda forma de saludar —dijo
entre burlonas y siniestras sonrisas.
—Hueles a muerto —aclaró el señor
de blanco.
—La típica excusa —rio
maliciosamente desde lo alto.
Entonces, se levantó de un brinco,
dio un giro en el aire y fue a parar justo detrás del elegante señor,
haciéndole caer de bruces contra el suelo con una patada mortífera.
Justo cuando se disponía a
clavarle el talón en la cara, el señor agarró su guadaña y la puso delante
frenando así su ataque.
Su contrincante sonrío juguetón y
el elegante señor de blanco supo que sería una noche entretenida.
5. Cementerio a ciegas, de Melisa Sabrina Kalamar 3º ESO A
Me tomó de
la mano infundiendo el valor y yo le seguí, dejándome engullir por la
oscuridad... esa noche pensé que iba a morir, habían solo zombis a mi
alrededor. Cuando de repente me llamaron por teléfono y me desperté de ese
profundo sueño... Donde creo que vi al amor de mi vida, era uno de ellos, era
el señor de la oscuridad, donde la siguiente noche lo vi a soñar... me
volvieron a llamar y volví a despertar esta vez era él... diciéndome que me
tape los ojos delante de un espejo y decir “el amor de mi vida volverá cada vez
que yo encienda una vela cada día”... 365dias... 365 velas, de repente alguien
me tocó.
6. El destino de un imperio, de Larisa
Belintan 4º ESO A
Los
batallones de no-muertos avanzaban con rapidez, al encuentro de una tropa a la que superaban en número y
en fuerza. Seguramente aquel campo de batalla se hubiese convertido en un cementerio
para aquellos que lo único que deseaban en aquel momento era volverse hacia
atrás y huir, pero a pesar de todo, nadie dio la espalda. El valor y el deseo
de proteger a los suyos fue lo que les hizo continuar. Dieron el paso adelante,
y ya nada les detuvo. Se dirigían hacia una muerte segura, más nada les
detendría. Tal vez el fracaso estuviese de su lado, pero siempre se levantarían
y volverían a intentarlo.
El
destino del imperio se decidiría en aquella batalla que cambiaría la historia
inundándola de luz, o sumergiéndola en la oscuridad.
7. Ultratumba, de Larisa Belintan 4º ESO A
El sol
disfrutaba de sus últimos instantes de reinado antes de esconderse tras la
luna. La oscuridad y el frío se apoderaban de las calles. Jamás nadie se
imaginaría lo que iba a suceder… casas en llamas, gente corriendo de un lado a
otro sin saber a dónde ir, nubes de polvo y ceniza cubrían completamente al
reino. Se acercaban. Mis peores pesadillas se hacían realidad. Literalmente.
Aquella maldición finalmente salía a la luz. Las puertas de la ultratumba se
habían abierto, y todos aquellos muertos se dirigían hacia mí. Y, como si todo
aquello no fuera suficiente, el guardián de la ultratumba, el Cancerbero,
lanzaba gritos de furia, ya que se provocó una terrible guerra entre el mundo
de los vivos y el de los muertos. La destrucción del mundo se acerca, y no
puedo hacer nada para evitarlo.
8. Enigmas de la confusión, de Adriana
Calderón León 4º ESO A
El sol
disfrutaba de sus últimos instantes de reinado.
Observaba
a través de mi rizado pelo como se atenuaba aquella casi imperceptible luz que
iluminaba la oscuridad de mi habitación, al igual que se adormecía mi amor por
tus lunares y me decían adiós cada una de las golondrinas que adornaban los
tonos rosados del cielo de Roquetas de Mar.
Me
confundes, ¿sabes? Confundes mis miradas, mis pensamientos, mis elecciones, mi
manera de vivir, de actuar, de comprender el mundo... Confundes mis mejillas y
mis ojos, que sonrosadas y vidriosos ocultan su naturaleza cuando te acercas a
mí.
Me
confunden tus sonrisas, tus miradas, tu voz, tu forma de pensar, de reír. Me
confundís tú y tu todo.
Simple,
aunque no lo parezca... Solo un misterio con infinidad de preguntas. Me has
hecho ver lo simple que eres, y ese es el problema.
Tengo
miedo de ello. Miedo de que Cortázar tenga razón y que realmente me engañe al
decir que te quiero, ya que puedo ser una mano derecha enamorada de que seas el
guante izquierdo.
9. Batalla de dos, de Yasmina Ouald Oummou
Yahyaoui 4º ESO A
Me tomó de
la mano, infundiendo valor, y yo lo seguí, dejándome engullir por la oscuridad,
consciente de la peligrosidad que este tema conlleva. Tanto él como yo sabíamos
que era difícil atacarlos sin ningún plan en mente, tan solo nuestros cuerpos y
nuestras ganas de terminar con toda esta batalla del sí y el no.
Siempre
ha luchado solo y por fin hoy me ha dejado hacerlo con él, porque esto era tema
de los dos, los dos estábamos metidos en esta batalla y qué mejor que hacerlo
con todas nuestras ganas de poder estar juntos sin ningún obstáculo que nos
impida seguir nuestro camino.
No
era muy cómodo esconderse la mayoría de las veces que queremos vernos, no era
muy romántico abrazarnos con el miedo de ser observados, no era para nada
cómodo saber que alguien quería nuestro mal, el no querer que compartamos
nuestros corazones, los cuales han estado apagados y sin vida durante mucho
tiempo hasta ahora, ahora sabíamos que se necesitaban mutuamente, que latían al
mismo ritmo cada vez que nos acercamos, que se contraen cada vez que nos
miramos y que corren un maratón cada vez que nos rozamos.
Ahora
nadie sabe quién ganará esta batalla, ni quién saldrá perjudicado si nosotros o
sus padres.
10. El amor invencible, de Chaymaa Karami 3º
ESO D
Me tomó de
la mano, infundiéndome valor, y yo lo seguí, dejándome engullir por la
oscuridad… Todo empezó aquí, siguiéndole, dándome esperanza, mi sentimiento por
él fue diferente, siempre al estar en la oscuridad mis ojos le ven solo a él,
los primeros días cuando me ignoró de que no me quiere fingiendo que sí era
verdad, sus sentimientos decían otra cosa, los míos también le contestaba,
ninguno de los podía ni quería dejarlo ir, sabiendo todo esto, su distancia me
mata y a él también. Todo fue diferente con él, amor sincero y fiel aún que la distancia
nos separa. Un día cuando todo cambia, cuando se enfrentan a un problema de
salud, cuando nadie de los dos puede más, cuando hay que dejar uno al otro, por
el bien.... ¿qué pasará? ¿Qué grave problema los quiere separar? ¿Podrán vencer
todo? ¿Acabará juntos o....?
11. Prisionero, Rafael Timbota 4º ESO A
Las
compuertas de la nave se abrieron con un sonido prolongado y susurrante,
expulsando una nube de vapor plateado. Uno de los soldados que había detrás de mí
me empujó con la culata del arma que llevaba obligándome a salir. Allí había
muchas personas esperando a ver el espectáculo.
—¡Por
favor déjenme soy inocente!
—¡Cállate!
—Me grita—. ¡Pagaras por tus crímenes contra esta nación, escoria!
Los
soldados se prepararon para el ajusticiamiento. No podía creer que este iba a
ser mi final. Yo moriría creyendo todos que yo era el culpable mientras el
impostor se hará pasar por mí con mi mientras posea mi cuerpo. Tampoco podía
creer que fallaría a causa de esto la misión.
—¿Unas
últimas palabras? —Me dice el soldado mientas va preparando su arma.
Todo
el público gritaba que acabaran ya conmigo. Justo entre el público que anima
puedo ver con una sonrisa al impostor.
—¡Por
favor déjenme soy inocente! —Hago un último intento deseperado. Pero era
inútil.
El
soldado me apunta con el arma, se prepara para apretar el gatillo y dispara
mientras todo el público grita con ansia.
12. Él, de Sandra Rodríguez Criado 3º ESO A
Me tomó de
la mano, infundiéndome valor y yo lo seguí, dejándome engullir por la
oscuridad.
Otra
mañana así, solamente quería una mañana como aquella vez, en la que me desperté
junto a él, donde me llevó a mis más profundas tinieblas pero, también me hizo
sentirme única. Pero no, por estúpida lo perdí, dejándome sin lo que yo más
amaba en este mundo, un mundo donde sin él no era nada,
DIN
DON…. tocaron al timbre…. Al abrir la puerta no pude ver quién era pero sabía
perfectamente que era él, nadie tenía ese aroma, nadie podría cautivarme así
con un simple abrazo, nadie, un montón de “lo siento” llegaron a mis oídos pero.
¿Por qué pedía perdón? Si la del daño fui yo ¿Por qué lo hacía? De repente se
volvió todo negro y desperté, dándome a entender que todo fue un sueño, de que
todo nunca volvería a ser como antes, de lo que algún día fue mío, ya no lo
será nunca, ese era mi castigo, recordarlo y que él no se acuerde de mí, ese
debería ser mi castigo, si yo quería que el siguiera conmigo, con vida, ¿pero quién
dice que no podré volver a enamorarlo?
13. Mi última escapatoria, de Sandra Rodríguez
Criado 3º ESO A
El sol
disfrutaba de sus últimos instantes de reinado, ya que, ya había pasado 4 siglos
desde aquella maldición, y yo no había encontrado a la persona que sería mi
amor verdadero, por más que buscaba no la encontraba, y sí, es verdad eso de
que no todo el mundo tiene su media naranja, pero yo seguía obsesionada con que
Justin, ese era el hombre perfecto para mí, pero algo tenía que fallar ya que
el sol poco a poco se seguía apagando, la maldición no cesaba. Y si… no pero qué
digo son paranoias mías, pero y si mi verdadero amor está oculto bajo el odio,
porque del odio al amor solo hay un paso ¿no? Pero por quién empezaba…. Y de
repente entró, él, la persona que más odiaba en este mundo Peter Rosher, y si de verdad era él, la persona que llevo
buscando tanto tiempo, qué pasaría si me declarara ante él, en verdad no era
tan horroroso, era apuesto y muy buena
persona, y todo lo contrario a mí, pero los polos opuestos se atraen, o eso
dicen… debería intentarlo… no pierdo nada ¿no? a lo mejor, él era mi última
escapatoria.
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