lunes, 16 de noviembre de 2015

Fragmento del capítulo 29 (La historia del halcón) de Leyendas de Erodhar 01 - La Vara de Argoroth


Aquella parte de la ciudad que estaban recorriendo era muy distinta al barrio de los ricos que habían dejado atrás. Era como si hubieran pasado de un mundo a otro. En lugar de las anchas y limpias calles que había en Villa Bella, aquí había unas calles estrechas, oscuras y mugrientas. Los edificios eran bastante altos; sin embargo, la gran mayoría estaban construidos de una madera que se veía bastante desgastada y mugrosa. Los techos estaban tan cargados de nieve que daban la impresión de que, de un momento a otro se derrumbarían, y en el aire había una extraña mezcla de olor a huevos podridos, excrementos, sudor y tabaco. Definitivamente aquel no era un buen lugar para vivir, y así lo demostraban las personas con las que se cruzaban por la calle, todas vestidas con ropas muy desaliñadas y sucias, o cuando alguien abría la ventana para vaciar el cubo con la porquería diaria en medio de la calle.

Tras una larga caminata, alcanzaron el final de un callejón oscuro y sucio, donde se erguía majestuoso el único edificio construido de piedra en aquella parte de la ciudad. Era mucho más alto que los demás inmuebles, también más extenso; aunque estaba igual de mugriento y ni siquiera se podía ver el interior por las ventanas. Un enorme cartel colgado sobre la entrada indicaba que se trataba de una fábrica de botas.

«Qué lugar más extraño eligieron los asesinos como guarida», pensó Valiant.

Tobías se acercó a la entrada, y con la mano hecha puño golpeó varias veces la pesada puerta de madera. A la altura de su cabeza, se abrió una pequeña ventanilla por la que asomó el rostro de un hombre. Llevaba una capucha roja y apenas se le notaba la barbilla y el brillo de sus ojos.

—¿Quiénes sois y qué asuntos os traen aquí? —les preguntó con un tono de voz rudo y frío.

—Dile a Falkor que Igor Baltschik quiere verlo.


El hombre les arrojó una mirada siniestra antes de retirar la cabeza de la ventanilla y cerrarla con un ruido sordo. Mientras se iba alejando de la puerta, el sonido de sus pisadas disminuyó hasta desaparecer del todo. Pasaron algunos minutos durante los cuales nadie dijo nada. Todos esperaban volver a escuchar el ruido de pisadas que les indicara que el hombre estaba regresando. Pero eso no ocurrió, y se llevaron un buen susto cuando la puerta de la casa se abrió de repente, y vieron que no había nadie detrás para abrirla.



Fragmento del capítulo 29 (La historia del halcón de Leyendas de Erodhar 01 - La Vara de Argoroth. Puedes descargar el prólogo y los cuatro primeros capítulos, gratis, en este enlace: http://laforjadeleyendas.blogspot.com.es/2015/07/capitulos-gratuitos-de-mis-dos-novelas.html

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