viernes, 3 de octubre de 2014

Fragmento del Capítulo 11 (Ser William) de Leyendas de Erodhar 01 - La Vara de Argoroth



(...) El orco armado con un hacha se lanzó contra él, rugiendo, con la guardia baja. La espada de Valiant le acertó de lleno en el pecho, se oyó un crujido repugnante, y la sangre manó a borbotones de la herida. Los otros dos mostraron intenciones de atacar al mismo tiempo. Uno llevaba agarrada con firmeza en la mano una maza llena de pinchos, el otro tenía el palo roto de una lanza y una daga de hoja corta. Valiant tomó posición para enfrentarlos, cuando, entre la multitud de soldados, aparecieron de repente dos lobos: uno de pelaje pardo y otro de un color más grisáceo.

   Cada uno se abalanzó sobre un orco. El lobo pardo eligió al de la maza con pinchos, quien cayó al suelo bajo el peso de aquella bestia de ojos brillantes, haciendo gestos desesperados para golpear con su maza. El lobo esquivó los golpes, después retrocedió enseñando los dientes, y finalmente se abalanzó encima de su víctima, cerrando las mandíbulas en torno al brazo de la mano con la que sujetaba la maza. El orco rugió de dolor y buscó la empuñadura de una daga que guardaba en el cinto. En cuanto la encontró, desenvainó el cuchillo e intentó golpear con todas sus fuerzas; sin embargo, el lobo pardo pareció presentir el ataque, soltó el brazo de la presa por un instante, y retrocedió con las fauces llenas de sangre y carne. El orco dio señales de desvanecimiento, así que el lobo pardo aprovechó para atacar de nuevo, esta vez desgarrándole la garganta a dentelladas.

   A pocos metros de allí, el otro lobo de color grisáceo estaba enzarzado en una pelea con el orco de la lanza rota y la daga de hoja corta. Se había lanzado como una flecha contra él, derribándole y haciéndole rodar varios metros por el suelo. Cuando el orco se levantó tenía al lobo delante, con el hocico húmedo y rojo, y los ojos brillantes como si estuvieran ardiendo en llamas. Valiant comprendió que aquel guerrero estaba muerto de miedo, aunque intentaba mantener a la bestia, que rugía y enseñaba los dientes, a la mayor distancia posible mediante el palo de asta roto por la mitad. No le sirvió de nada. El lobo gris se lanzó encima de él, le hizo perder el equilibrio y, cuando estuvo tumbado en el suelo, le desgarró el vientre a dentelladas, mientras el orco lanzaba cuchilladas a ciegas y golpes desesperados con el palo. (...)

Fragmento del Capítulo 11 (Ser William) de Leyendas de Erodhar 01 - La Vara de Argoroth. Puedes descargar los cuatro primeros capítulos gratis aquí: http://cosminstarcescu.wix.com/leyendasdeerodhar#!empezar-a-leer/cogz

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